Cómo robar una nube

Eugenio de la Vega

Dieron las 5 y Noel Mentana salió corriendo de la radio donde trabajaba. Su cita a ciegas no era sino hasta las 6:30, pero a sus 33 años cada minuto le recordaba que ya iba tarde. A la posibilidad del amor había que acudir con prisa. Y así, se encontró solo en el parque donde habían quedado, aún con 45 minutos de sobra. 

Siempre precavido, Noel aprovechó el tiempo para repasar sus líneas. Si la plática iba hacia lo típico, a qué te dedicas y demás, debía encontrar la manera de hacer su carrera como meteorólogo lo más interesante posible. Por otro lado, pensaba en posibles preguntas para parecer divertido y diferente: Si fueras una estación del año, ¿cuál serías? ¿Qué fenómeno natural te recuerda a tu infancia? y ¿Con qué tipo de nube te identificas más?

De pronto dieron las 6:30, y un rayo de luz cegó el horizonte. El parque se congeló y el tiempo se detuvo para verla caminar. Por un segundo la Tierra se salió de su órbita, Mercurio cambió el sentido de su rotación, y Saturno buscó entre sus anillos por uno de su talla. Hubiera sido imposible, incluso para Noel, prever semejante tormenta. 

En la conmoción, incluso yo olvidé a mi protagonista. 

Hola — dijo al llegar, con su voz de seda. 

Hola— contestó Noel.

—¿Noel? — Preguntó, confundida ante su silencio. 

Sí, soy yo. — Trató de responder, entre risas nerviosas.

—Noel Mentana, ¿no? Oli me habló de ti. ¿Eres? 

Soy yo, ¡soy yo! Perdón, no sé qué pasa. ¿Qué estación eres?— Se apresuró a decir, cayendo en la desesperación.

—Perdón, qué pena. Creo que te confundí con alguien más. —  Se rindió. Pero la figura de Noel no reaccionaba. Inerte mientras ella se alejaba. 

Por favor, te ruego un minuto. Yo sería una stratus, ¿tu?— Nada.

Noel permanecía inmóvil, y la figura de ella se hacía más pequeña en el horizonte, jamás perdiendo su belleza. 

Por fin, desapareció. 

Un rayo y su trueno reanudaron el mundo, y el universo siguió su curso. Noel recuperó su voz y lo primero que hizo fue maldecir al cielo, celoso de un narrador omnisciente que le robó el diálogo y se fue con ella de la mano. 

4 de junio, 2024